martes, 5 de julio de 2011

Henry Giroux

Propone una pedagogía radical sustentada en la teoría social crítica elaborada principalmente por la Escuela de Frankfurt. Los frankfurtianos “desarrollaron un marco de referencia dialectico con el que se podía entender las mediaciones que unen a las instituciones y las actividades cotidianas con la lógica y la fuerzas dominantes que dan forma a la totalidad social amplia. En la escuela de Frankfurt hacen un análisis de la cultura de manera no dialéctica, al plantear la influencia enorme que tienen las industrias culturales sobre los agentes sociales, lo cual permite a la clase dominante manipularlos.
Giroux considera que Willis hace una gran contribución, ya que combina clase social y cultura. Señala que la resistencia tiene como fin “la simple apropiación y muestra de poder y, como tal, puede manifestarse a si misma por medio de los intereses y el discurso de los peores aspectos de la racionalidad capitalista, la resistencia puede representar y expresar elementos represivos inscritos por la cultura dominante mas que ser un mensaje de protesta en contra de su existencia.
Giroux sostiene que las teorías de la resistencia no han prestado la atención necesaria para investigar como afecta la dominación a las estructuras de la personalidad es decir se ha dejado de lado todo lo relacionado con las necesidades y los deseos, concentrándose solo en torno a la problemática de la ideología y de la conciencia.
Según Giroux, la pedagogía radical debe dirigir su atención principalmente hacia la investigación de las estructuras alienantes, su génesis histórica y las posibilidades de ser transformadas, considera que existe un vinculo entre escolarización y emancipación, es decir, las escuelas deben habilitar a los alumnos para que desarrollen una comprensión critica de ellos mismo, y educar para que los sujetos vivan y extiendan la sociedad democrática, entiendo esta como una forma de vida y de gobierno, donde se denuncie y luche contra las desigualdades de clase, genero y raza, por eso Giroux caracteriza a la escuela no solamente como institución de reproducción sociocultural, sino también como un sitio de contestación y lucha, de esta forma la escuela puede convertirse en un lugar donde los educadores radicales luchen por intereses emancipatorios.
El considera que los educadores deben comprender que la nueva generación de jóvenes viven inmersos entre un mundo moderno que se caracteriza por la certeza y el orden, elementos esenciales de la cultura occidental, y un mundo posmoderno marcado por identidades hibridas, tecnológicas electrónicas, practicas culturales locales y espacios públicos plurales,
El pedagogo critico debe investigar, profundizar y estudiar de que manera la cultura posmoderna sustentada principalmente en imágenes, sonidos y textos.
Los educadores críticos tendrán que situarse más allá de las pesimistas profecías posmodernas de la hiperrealidad y recuperar lo bondadoso de los principios fundadores de la modernidad.

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